Alguien silbó
A pesar de que algunos compañeros creen este teatro de Paco un poco incomprensible, me parece que es un teatro muy interesante y divertido.
Normalmente, al principio del teatro, el autor nos presenta las identidades del personaje, dónde sucede esta historia y cuándo pasa esta. Sin embargo, al comenzar a leer este, no sabemos las identidades de dos personajes, un cocodrilo y un hombre, dónde están los dos y qué buscan… Justamente los argumentos misteriosos nos interesan a los lectores, incluido yo.
Todo esto curioso lo van descubriendo poco a poco con desarrollo de los argumentos. Sabemos que esta historia ocurre en la frontera de Marruecos y España, que los dos personajes son un policía marroquí y un subsahariano quien quiere saltar la orilla rica a través del apoyo del gendarme mismo.
Creo que Paco lo ha escrito desde un punto de vista nuevo quien usa el “juego” metateatral y relata con la identidad y la oralidad en este teatro. Además, Paco nos deja un enigma- el final abierto que nos da mucho espacio de imaginar que posiblemente el gendarme muera o ayude a los subsaharianos a saltar el estrecho.
Además de los dichos, otro punto novedoso también atrae mucha atención mía. En los teatros que he leído antes, como Ahlán, los personajes africanos surgen acostumbrados como una colección débil y pobre que tienen muchos miedos al afrontar los policías. Pero en este, el caso contrario se trata de que el cocodrilo poder, le impone al gendarme marroquí con las palabras y el lengua, bueno, también la violencia. Es una contradicción. En los ojos en común, no es posible que un soldado sea pegado por un hombre normal. No obstante, aquí no es hombre pobre normal, sino un “niño” de la guerra, que ha sufrido mucho sea en carne o en trauma. Pienso que el autor nos hace ver el estallar de esfuerzo de los pobres, para saltar el estrecho a fin de mejorar la vida.